El proceso que ha llevado a Shanghai a esta actividad febril está lejos de acabar, se sigue construyendo día y noche. El siguiente edificio más alto del mundo está siendo levantado. La actual torre más alta tiene cuatrocientos noventa metros que en frío dice poco pero si se compara con la torre espacio de Madrid y sus doscientos treinta metros podemos apreciar las magnitudes de este colosal monolito de cristal y acero.
En el horizonte cercano está la Expo del 2010, las obras habrán acabado para la feria y la ciudad se tomará un respiro antes de lanzarse de nuevo a crecer en vertical.

Mientras la crisis ha enfriado el planeta urbanístico, aquí nadie se ha dado cuenta de que afuera está cayendo una buena. Con el desprecio que puede sentir un gigante por las hormigas los Shangaineses siguen de lleno en la vorágine constructora. ¿Será Shanghai la próxima capital del mundo? Arrogancia no le falta.
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