domingo, 6 de julio de 2008

La Feliz Puerta del Cielo

La puerta del cielo no se encuentra en las alturas sino en la tierra y muy cerca de Burgos. La Cartuja de Miraflores tiene el honor de poseer la feliz puerta del cielo que si bien no te lleva directamente a la gloria, sí es la antesala a un posible síndrome de Stendhal. Tras el umbral se levanta imponente uno de los retablos góticos más exuberantes y espectaculares que he visto, no recuerdo otro igual. El retablo ha sido restaurado recientemente de forma brillante.


La impresión es tan fuerte que no se repara inmediatamente en el sepulcro de alabastro situado en el centro de la nave y que no desmerece en absoluto. Fue encargado por Isabel la Católica para sus padres Juan II de Castilla e Isabel de Portugal. La riqueza de detalles obliga al observador a tomarse la visita con calma.

A diferencia de la mayoría de monumentos de su categoría la entrada es completamente gratuita. Esto tiene su explicación, los cartujos son una orden contemplativa sus asuntos no son de este mundo, el suyo es el camino espiritual y místico. Para ellos el dinero no significa nada. Ante la sugerencia de cobrar una pequeña entrada comentaron que ellos no están en el mundo para hacer negocios que su función es la de rezar por la salvación de las almas.

En cierta ocasión un director de cine les solicitó permiso para realizar un documental en la Cartuja. Respondieron por carta de forma afirmativa, pero se tomaron dieciséis años para hacerlo, y es que la vida contemplativa no admite prisas.

Entre los logros de los Cartujos está el ser los inventores del concepto de adosado, las celdas en las que habitan, llamadas por ellos ermitas, son de dos alturas y tienen un pequeño jardin. Los monjes sólo salen de su ermita para las misas y rezos en comunidad, el resto del tiempo se recluyen en el silencio de su adosado. La particularidad de esta orden hace que más que una comunidad sea una unión de ermitaños.

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